Que ETA anuncie el “cese definitivo de su actividad armada” nos parece, naturalmente, una buena noticia. Pero después de leer periódicos, artículos, blogs, ver la tele estoy y muchos estamos sorprendidos de lo poco contentos que estamos. Llevábamos años, décadas, esperando este momento, pero, cuando al fin se ha producido, nos ha parecido poca cosa.
Parte de la razón es, sin duda, el propio comunicado de la banda. ¿De veras que, después de 858 asesinatos, era ETA quien nos decía que “frente a la violencia y la represión, el diálogo y el acuerdo” deben caracterizar la vida política? ¿De verás estamos ante un nuevo ciclo? ¿Ni una palabra para las víctimas?
Es cierto que ninguno de nosotros esperaba lo que deseaba: una carta de disculpa por ejemplo. Sin embargo, el comunicado era asombrosamente irritante, una ofensa con la que un puñado de asesinos perdonaba la vida a millones de ciudadanos que sí habían respetado hasta el momento las reglas de juego. Pese a ello, se trataba de un reconocimiento de la derrota. Han ganado las instituciones democráticas, sus fuerzas de seguridad y como no, nosotros LA CIUDADANIA.
Si es cierto que ETA abandona las armas, con todo, hay que aprovechar la ocasión. El Estado debe ser hábil, dialogar, no ceder en nada fundamental y al mismo tiempo poner las bases para que la convivencia en el País Vasco sea, después de tantos años, buena, sin miedos y en PAZ. Todo ello, por supuesto, sin olvidar por un momento el dolor de las víctimas.
Si es cierto, que ha acabado el tiempo del terror, bienvenida sea la batalla de las ideas y del dialogo!
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